EL CUERPO Y LAS EMOCIONES
Hoy, mi cuerpo dijo: ¡BASTA! En medio de mi rutina de ejercicios, me solté llorando. Si, sí me dolían las sentadillas y me costaba trabajo moverme; pero, sobre todo, mi cuerpo le dijo YA BASTA a mi alma y a mi cabeza.
Lloré mucho, con mucho sentimiento y sin poder contenerme. Hacía varios meses que no lloraba así y esta "tormenta" ya llevaba varios días formándose y tomando fuerza. Lloré por el encierro, por el estrés de los niños, por el berrinche que me hizo el más chiquito en la mañana, por mi divorcio, por mi vida amorosa y por meses y meses de estarme aguantando las lágrimas y diciéndole a todo el mundo que estoy bien.
Obvio que hay días que sí estoy bien, y no puedo negar que son la mayoría. Sé que soy privilegiada y todas las mañanas agradezco el poder abrir el ojo y estar viva. Mi salud y la de mi familia y amigas, etc, etc, etc. Tantas cosas que tantas personas no tienen. Lo sé. Lo entiendo. Lo agradezco. Lo valoro.
Y, sin embargo, mi cuerpo hoy me dijo mil veces BASTA. Y así, en medio de las miles de sentadillas, en medio del dolor físico, en medio de mi huracán interno y, en medio de mi clase; se me salieron meses y meses de reprimir mi dolor, mi duelo, mis angustias, mis miedos, mis arrepentimientos. Lloré sin parar durante un buen rato.
Mis compañeras y mi maestra me dejaron llorar y de repente me preguntaron: "¿Estás bien?"
Por primera vez en mi vida contesté NO. Sin explicaciones. Sin pena. NO, en este momento no estoy bien. Punto. Sé que no es para siempre. Pero hoy, no estoy bien.
Me sorprendí al contestar esto, en cualquier otro momento hubiera dicho que sí estaba bien, hubiera hecho una broma, o de plano me hubiera disculpado. (¡Qué tal! Hubiera pedido disculpas).
Hoy no pude y me sentí bien por esto. Mi alma me lo agradeció, mi mente descansó y mi cuerpo se aflojó.
Hoy no estoy bien.
DEAL WITH IT.
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