LOS PERMISOS
No sé si les pasa a todas, pero les juro que ojalá así sea... no saben cómo disfruto esos pequeños momentos en los que por fin Jerry es el nerviosito de la relación.... ¡hasta pareciera que me tiene miedo! O por lo menos pareciera que haría lo que yo le digo, lo cuál sería un milagro.
Pero ya no los dejo con la duda, esos momentos que tanto disfruto es cuando llega Jerry a pedirme un permiso para algo. Les cuento: el fin de semana que entra se va con sus amigos al Cuyo, una playita en Yucatán, porque uno de ellos tiene una casa ahí y los invitó a todos, guys only.
Hijole, desde que llega conmigo y empieza a hablar ya sé que quiere hacer algo para lo cuál necesita si no mi permiso, por lo menos que yo no tenga problemas con sus planes. Lo tendrían que oír, pareciera que está pidiendo la visa estadounidense siendo cubano. Se pone nerviosito, empieza a tartamudear, me dice que me tiene que contar la historia completa. Todo para decirme que se quiere ir dos días con sus amigos.
Me empieza a decir que en realidad él no puede ir, que tiene trabajo, pero que fulanito (siempre hay que echarle la culpa a un amigo) estaba de verdad emocionado porque por fin lo habían dejado irse el fin de semana sin esposa y que por eso iba a hacer toooodo el esfuerzo de trabajar hasta tarde los demás días de la semana, para que no haya problemas, etc., etc., etc.
La verdad yo no tengo ningun problema con que Jerry se vaya con sus amigos, pero me encanta ponerle cara de maldita para que se retuerza (¡no sé si se escribe así!) en su silla esperando un rotundo ¡NO!. Lo siento, pero es la única situación en la que me siento con algo de poder. No es que sea una sumisa, pero si hay que competir, prefiero perder para ganar.
Así que después de verlo sufrir por 15 minutos diciéndome no sé que historias, lo volteo a ver con ojos de "otra vez lo mismo", suspiro como si estuviera desesperada, hago como que lo pienso y por fin le digo que si puede ir siempre y cuando hagamos "x" cosa juntos.
Y ¿por qué no?, hasta le compré unos cayitos de hacha (un milagro encontrarlos aquí), y se los mando preparados para él y sus amigos, así quedo como la esposa hiper buena onda.
La verdad sí soy buena onda.
Me ENCANTA que me tenga miedito. (risa malévola de fondo con dedito chiquito de la mano derecha en la boca, tipo Dr. Evil)
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